Voces | ENTREVISTA A MAURIZIO LAZZARATO

El imperialismo del dólar

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Rubén H. Ríos - Fotos: Gustavo Gavotti

Desde su crítica perspectiva, el filósofo italiano reflexiona sobre los objetivos del capitalismo y el rol de Estados Unidos en los conflictos del mundo actual.

De visita recientemente en Buenos Aires, donde presentó su último libro publicado por la editorial local Tinta Limón, El imperialismo del dólar, el sociólogo y filósofo italiano Maurizio Lazzarato es una de las voces europeas más críticas del orden mundial contemporáneo. Autor de libros como La fábrica del hombre endeudado (2013) o Gobernar a través de la deuda (2015), desde hace varios años se ha dedicado a investigar acerca de los efectos políticos, sociales y subjetivos de las economías de la deuda. Lazzarato es miembro del Colegio Internacional de Filosofía de París.
–Su último libro publicado en Argentina, El imperialismo del dólar, despierta tantas preguntas que resulta difícil elegir, entre ellas, alguna para empezar. En cualquier caso, sería interesante saber cuál es, a su juicio, el rol específico del Fondo Monetario Internacional en la hegemonía mundial del dólar.
–El FMI es, al igual que el Banco Mundial, una institución de mando y regulación del imperialismo del dólar. Son estas instituciones las que gestionan en nombre de Estados Unidos las políticas de ajuste estructural iniciadas en África y América Latina. Su objetivo es asegurar a sus acreedores el pago de la deuda e imponer las reformas necesarias para su colonización monetaria y financiera, como privatizaciones, recortes salariales y sociales, organización de la economía para la exportación y no para el consumo interno y otras. A este respecto se ha hablado de «gobernanza», como si se tratara de un dispositivo de poder nuevo y más democrático, cuando ambas cosas son articulaciones de la administración estadounidense.

«El imperialismo estadounidense no es territorial, sino que funciona principalmente mediante la abstracción monetaria y financiera».

–¿Cómo se relaciona la financiarización del capitalismo con la hegemonía del dólar en el sistema financiero internacional?
–La financiarización de la economía es la estrategia lanzada por Estados Unidos en los años 70 para salir de su crisis económica y política. La financiarización fue impulsada por la Reserva Federal y el Gobierno estadounidense. La primera medida fue la declaración de la inconvertibilidad del dólar en oro, seguida más tarde por la explosión de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, que inauguró la política de endeudamiento y la apertura de los mercados financieros, aplicada por los gobiernos socialistas y socialdemócratas en Europa y en Estados Unidos. Sin la intervención política del Gobierno estadounidense y su control de la moneda a través de los tipos de interés no habría financiarización. La libre circulación de capitales dentro y fuera de los países sin ningún control permite a Estados Unidos apropiarse de la riqueza que no ha producido. El mundo entero financia el modo de vida estadounidense.
–Como se sabe, el capitalismo financiero llevó a la crisis de 2008, originada por la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Según su teoría de los ciclos del capital, ¿es previsible otra crisis de características similares?
–Las crisis financieras siempre son posibles. Desde los años 70 ha habido un gran número de ellas, un fenómeno desconocido en los gloriosos años 30; pero lo que la crisis de 2008 hizo posible, más que la posibilidad de otras crisis económicas, es la guerra entre imperialismos. No hacía falta ser Lenin para darse cuenta de que, después de 2008, el capitalismo no tenía otra opción que la guerra, porque, de hecho, nunca había salido de esa crisis, que, por el contrario, continúa hasta hoy. La guerra no es un accidente externo al funcionamiento del capitalismo. Desde la Primera Guerra Mundial, la guerra, la producción militar y el gasto público en armamento han sido elementos constitutivos del modo de producción capitalista. En un siglo, el capitalismo ha llevado a la humanidad cuatro veces al borde del abismo: la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y ahora. El capitalismo tiene tendencia a globalizarse, pero no logra la mundialización y desemboca necesariamente en la guerra.
–¿Cuándo comienza realmente el imperialismo del dólar? ¿En 1971, cuando Nixon decreta la inconvertibilidad del dólar al oro?
–En 1971 la moneda se convirtió en una moneda de carácter político porque estaba relativamente desvinculada de las llamadas «leyes» de la economía. Estados Unidos tardó unos años en encontrar la estrategia adecuada, el imperialismo del dólar, pasando por errores y aciertos. No había un plan prescrito y estructurado que solo hubiera que poner en práctica. La estrategia fue construida por una multiplicidad de actores: la Reserva Federal, Wall Street, el Pentágono, monopolios y multinacionales. Fue a partir de la composición de los diversos intereses y del objetivo de vencer la iniciativa de clase que esa estrategia se desarrolló con el tiempo. Pero la condición necesaria era disponer de una moneda política: el dólar inconvertible.

«Las élites europeas se suicidan por segunda vez después de las dos guerras mundiales cediendo a todas las presiones y exigencias de la OTAN.»

–Considerando que para usted la guerra, en última instancia, es la otra cara del imperialismo del dólar, ¿en qué difiere este mecanismo de los viejos imperialismos europeos?
–Los imperialismos europeos eran territoriales, ocupaban colonias con ejércitos. El imperialismo estadounidense no es territorial, sino que funciona principalmente mediante la abstracción monetaria y financiera. También interviene militarmente, de hecho tras la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos ha incrementado sus acciones. El Pentágono es parte integrante del aparato imperialista del dólar. El imperialismo europeo prohibió la industrialización del sur. Estados Unidos, en cambio, favoreció este proceso, mientras mantenía a las nuevas fábricas del mundo, como China, en una situación subalterna. En un momento dado, la industrialización del sur se volvió contra los señores de la globalización.

–¿Hasta qué punto la guerra de Ucrania marca un límite estratégico a la hegemonía del dólar?
–El límite estratégico lo proporciona el poder económico y político del sur global, representado efectivamente por China. El sur global ha sido durante siglos una tierra de conquista para el imperialismo europeo. Las revoluciones socialistas y nacionales del siglo XX rompieron este proceso de sometimiento y explotación del sur. Las revoluciones han agotado su poder de cambio, pero han sedimentado una fuerza que quiere su parte en el mercado mundial. El símbolo de la globalización es la relación complementaria Estados Unidos-China. Cuando Estados Unidos se dio cuenta de que reforzaba a un competidor potencial, declaró a China enemigo estratégico y la globalización empezó a resquebrajarse. Fue demasiado tarde, porque el sur ya no quiere que Occidente decida el destino del mundo.

«El neoliberalismo es una ideología del mercado y de la competencia, pero el capitalismo es una práctica de mando vertical desde posiciones de monopolio.»

–Si Alemania es el objetivo clave de la máquina Estado-capital estadounidense en la guerra de Ucrania, como usted sostiene, y con ello debilitar a Europa, ¿eso significa a la vez hundir el euro?
–La guerra de Ucrania contiene muchas guerras. Una de ellas es contra Europa y, más concretamente, contra Alemania. El sabotaje del Stream 2 es un acto de guerra contra Alemania, que desde los años 70 siguió desarrollando su Ostpolitik, primero con Rusia y luego con China. Los estadounidenses y los británicos, con esta guerra, destruyeron definitivamente el eje franco-alemán y pusieron a Polonia y a los Estados del Este –uno más reaccionario que el otro– en el centro de Europa. La guerra alineó completamente a Europa y Japón con las posiciones estadounidenses, debilitando sus economías y sus monedas. Estados Unidos nunca ha visto con buenos ojos ni a Europa ni al euro. Las élites europeas se suicidan por segunda vez después de las dos guerras mundiales cediendo a todas las presiones y exigencias de la OTAN. Estados Unidos ya armó a los islamistas en la guerra contra la Unión Soviética en Afganistán, contra los que luego se vieron obligados a librar una guerra que llamaron «infinita». Ahora están armando a la derecha y a la extrema derecha en los países del este de Europa, lo que creará caos, incertidumbre e inestabilidad durante años.
–El imperialismo del dólar plantea, en una de sus tesis más sugerentes, que el capitalismo no es neoliberalismo y ni siquiera ya liberalismo. ¿Pero entonces qué es? ¿Una oligarquía ultraconservadora?
–El neoliberalismo es una ideología del mercado y de la competencia, pero el capitalismo es una práctica de mando vertical desde posiciones de monopolio: centralización económica en oligopolios, centralización política en el Ejecutivo que restringe el poder legislativo y la democracia, además de centralización militar. Los procesos de centralización han conducido a niveles insoportables de polarización por medio de rentas, salarios, propiedad, acumulación de riqueza. No es el mercado el que decide, no son los precios determinados por la competencia los que garantizan una asignación óptima de los recursos. Las decisiones y los precios de los bienes los deciden los monopolios, los precios del dinero, la Reserva Federal, etcétera. La forma política de estas centralizaciones son las oligarquías no solo en Rusia, sino especialmente en Estados Unidos.

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