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A la deriva

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Daniel Víctor Sosa

En el marco del ajuste de las cuentas públicas, el Gobierno nacional desvió recursos destinados a la investigación científica en el Mar Argentino y a mejorar la productividad de las operaciones de pesca.

Buque de investigación científica. El ARA Puerto Deseado, de diseño argentino, tiene cerca de 50 años, fue botado en 1976.

Foto: argentina.gob.ar

El Mar Argentino es una de las zonas más relevantes del planeta en cuanto a superficie y productividad, y el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) actúa como organismo clave para la explotación de los recursos ictícolas. Su operatoria tiene una fuerte incidencia en las poblaciones e industrias del sudeste bonaerense y todo el litoral marítimo, al relevar los stocks y analizar la disponibilidad de los recursos para el posterior establecimiento de cuotas y autorizaciones a las empresas pesqueras.

El INIDEP, sin embargo, no quedó al margen de la política libertaria de ajuste que afectó al conjunto de áreas estatales. En ese sentido, analistas de la actividad cuestionan la intención oficial de «desmantelar» el Instituto, con señales tales como la falta de actualización de presupuesto para solventar durante 2024 la estructura de investigación; el despido, en abril pasado, de cerca del 10% de la plantilla total de 415 empleados administrativos especializados, biólogos, científicos y observadores; y la intención de jubilar a profesionales e investigadores que cumplían tareas relevantes, sin habilitar su reemplazo.

En la misma dirección, los U$S 78,5 millones obtenidos de un crédito externo para financiar inversiones en las capacidades de investigación sobre recursos oceanográficos, ecosistemas marinos, impacto climático y el litoral costero, fueron reorientados por el ministro de Economía, Luis Caputo (al igual que los fondos de préstamos que beneficiaban al Ferrocarril San Martín, Desarrollo Turístico y Apoyo a las Mipyme), para «fortalecer las finanzas públicas y la balanza de pagos».

En la aprobación del crédito otorgado al INIDEP por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se habían considerado prioritarias las tareas de investigación, ante los grandes cambios ambientales a nivel global que están ocurriendo en el planeta, que afectan a los océanos, como perturbaciones en la circulación de corrientes que transportan aguas frías y cálidas, acidificación, fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, cambios en la biodiversidad y distribución de especies. Para cumplir ese objetivo se necesita contar con buques que cumplan con los requisitos técnicos necesarios para la oceanografía, biología marina, geología marina, geofísica y química, entre otras.

Argentina desarrolló desde hace más de 50 años diversos estudios oceanográficos y pesqueros en el ámbito de su Zona Económica Exclusiva, de 200 millas. Sin embargo, carece de buques de investigación adecuados que puedan extender sus alcances hacia el este para estudiar los fondos marinos de su plataforma extendida hasta las 350 millas, al sur en aguas subantárticas y Antártida, atendiendo a la demanda del sector científico y la autoridad de aplicación de la Ley Federal de Pesca.

El Mar Argentino, a partir del acuerdo con la ONU, abarca 6.500.000 km2, pero históricamente el área investigada corresponde a menos del 25% de la Plataforma Argentina (1.500.000 km2). Es conocida, además, la problemática existente en torno a la operación de las flotas extranjeras de pesca en aguas distantes en alta mar, próximas al límite exterior de la Zona Exclusiva.

Explotación de recursos. El INIDEP se ocupa de relevar los stocks y establecer las autorizaciones a las empresas pesqueras.

Foto: Diego Izquierdo

En este contexto, el financiamiento del BID apuntaba a adquirir un moderno Buque de Investigación Pesquera y Oceanográfica. Es decir, la única herramienta capaz de fortalecer las capacidades de investigación científica, orientadas al desarrollo pesquero sustentable, el monitoreo de otros recursos naturales marinos y el incremento de las investigaciones oceanográficas y ambientales en el Atlántico Sudoccidental, el Océano Austral y el litoral marítimo argentino.

«El nuevo buque ‒consideraba la documentación del préstamo‒ permitirá planificar y llevar a cabo campañas de investigación pesquera y ambiental de aproximadamente 150 días anuales, dirigidas a especies australes y sectores de gran profundidad, incrementando el número de especies a estudiar en las nuevas áreas de pesca prospectadas. La embarcación requerida contaría con una amplia gama de capacidades para desarrollar investigaciones multidisciplinarias relacionadas a la oceanografía física y química, biología marina y pesquera, con alcance del orden de miles de metros de profundidad. Información clave para enriquecer el conocimiento de la biodiversidad marina, y de nuevos recursos pesqueros».

Objetivos
El programa que el Gobierno libertario abandonó tenía tres objetivos básicos: fortalecer las actividades de monitoreo de los recursos acuáticos; promover las investigaciones científicas orientadas al desarrollo de distintas ramas de las Ciencias del Mar, electromecánica, física, climatología, robótica, energías renovables, calidad ambiental; e incrementar la eficiencia y la productividad de las operaciones pesqueras en el mar argentino, en particular sobre las especies australes, así como en otras de relevancia comercial (merluza negra, merluza de cola o polaca).

El nuevo buque, que debía ser entregado hacia comienzos de 2027 en el muelle del INIDEP, ubicado en el puerto de Mar del Plata, se proyectaba con el supuesto de una vida útil operativa mínima de 30 años, y con capacidad de realizar navegación mundial, inclusive a zonas donde Argentina aún no ha desarrollado investigación alguna. Menguadas sus posibilidades, el INIDEP pierde la oportunidad de promover la productividad, sostenibilidad y resiliencia climática de los sistemas agroalimentarios y marinos. Quedan además para mejor ocasión distintos proyectos de investigación en prospección, evaluación y desarrollo de pesquerías, de tecnologías de acuicultura, de artes de pesca y de aliento al uso racional de los recursos sostenibles, con el objetivo de preservar el ecosistema marino para las generaciones futuras.

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