Con 19 títulos ganados en 12 años, la arquera y actual capitana Belén Succi se erige como guía de un seleccionado que buscará recuperar protagonismo en el Mundial de Londres 2018. Los momentos clave y el desafío de dejar su huella antes del retiro.
13 de junio de 2018
Figura. Succi tapa un penal en un encuentro ante Gran Bretaña disputado en 2016. (Vatsyayana/AFP/Dachary)Su nombre figura entre las jugadoras ilustres de las Leonas, esa marca registrada del hockey sobre césped y del deporte argentino. Belén Succi fue campeona del mundo, del Champions Trophy y de la Liga Mundial; conquistó una medalla olímpica (bronce en Beijing 2008), y hasta fue elegida como la mejor arquera del planeta en 2009. La porteña, hoy con 32 años, ganadora de 19 títulos con el seleccionado, continúa con su inmensa carrera que comenzó en 2006. Es decir, sigue vigente. Y por eso, emerge como símbolo de un seleccionado que apunta a reconstruirse en la gran cita de 2018: la copa del mundo.
No es extraño que cifren expectativas en ella. La actual capitana no solo se destaca por sus cualidades técnicas, sino también por su fortaleza para lidiar con situaciones difíciles que debió vivir en los doce años que lleva en las Leonas. Una de ellas ocurrió cuando decidió dejar la actividad para concentrarse en su familia, medida que la privó de participar de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y desató controversias en el equipo. «Faltaban cuatro meses para los Juegos, tenía la preparación hecha, pero estaba embarazada. Di a luz a Bautista el 30 de noviembre de 2012 y retomé en febrero de 2013», dice Succi en diálogo con Acción. «¿Por qué me fui y por qué volví? Nunca estuve preparada para irme –sentencia–. Los arqueros, por lo general, son titulares en los seleccionados a los 27 o 28 años, y yo lo fui a los 21. De ahí que, a los 26 –cuando quedé embarazada–, la cabeza ya no me dio para más. Llevaba muchos años de presiones por haber arrancado tan chica. Después de tener a Bauti, confié en que podía alcanzar mi nivel y superarme. Al regresar, el equipo empezó a desarmarse. Ahí comenzó el desafío: apoyar el proceso y a las jugadoras más chicas. Porque es fácil tirar la toalla. Frente a circunstancias adversas, hay que salir de la zona de confort y mejorar».
Otra vuelta
El otro momento crítico en la trayectoria de Belén se vincula, estrictamente, con el plano deportivo: la depresión tras los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. «Sabíamos que estábamos en un momento de recambio, que el equipo se conocía hacía seis meses. Como malo, imaginaba un 4º puesto. Pero sufrimos un golpe duro: terminar en el 7º lugar», asegura.
Las Leonas no bajaban de un podio olímpico desde Sydney 2000; el impacto fue tan fuerte que Belén pensó en retirarse. Sin embargo, suhijo, que hoy tiene 5 años, la ayudó para desestimar aquella idea. «Bautista me abrió la cabeza. “Qué bueno, mamá. Fuiste a los Juegos Olímpicos”, me dijo. Ahí entendí que no tengo que ser tan dura, que al equipo hay que formarlo, que debemos valorar haber ido a los Juegos. Lo hablamos con mi marido y con mi hijo, y decidí seguir un ciclo olímpico más. Me quiero dar tiempo para crecer, para tener revancha en Tokio 2020», afirma.
Antes de la cita olímpica, Belén tiene otro desafío por delante, ya en su rol de guía de un seleccionado con mucha juventud: el Mundial de Londres, a disputarse entre el 21 de julio y 5 de agosto de este año. «Iremos en busca del título. Queremos otra medalla dorada», dice confiada. «También, pretendemos ganar el oro en Tokio», agrega, mientras se detiene en aspectos que trascienden a los torneos por venir. «Antes de 2012, se ganó todo. Después, se consiguieron medallas doradas con distintos planteles. Cada uno me marcó. Pero el que más disfruto es el de hoy. Intento mostrar un camino a través del ejemplo: pautas, normas de conducta, compromiso; jamás falté a entrenar, nunca llegué tarde. El éxito está en los detalles. Creo que los valores son constantes en un equipo; los tenemos todas, y el equipo es el equilibrio. Porque todas tratamos de compensar las falencias de las otras. Más allá de lo técnico, trabajo la comunicación para llegarles fácil a las más chicas. Quiero darles lo mejor antes de retirarme. Porque lo más importante es dejar una huella; el hecho de sentir que puedo transmitirles algo», concluye.