Humor

Massa y los intendentes

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Una de las estrategias iniciales de Sergio Massa fue rodearse de intendentes del Conurbano, también conocidos como los Barones del Conurbano. Es lo que los politólogos llaman «una estrategia territorial».
Los intendentes dependen poco de los gobernadores para ser electos y en definitiva son ellos los que tienen el distrito, los punteros, la gente… los votos. Yo, Massa, candidato a presidente, arreglo con ellos, prometo la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos y no dependo de ningún gobernador que también aspire al sillón de Rivadavia.
Pero, siempre hay un pero. El intendente que entra en la transa se tiene que quedar hasta las elecciones para que aporte los votos que prometió.
Sin embargo, la realidad ha mostrado que algunos intendentes como Gustavo Posse, Sandro Guzmán, Jesús Cariglino, Darío Giustozzi, últimamente Raúl Othacehé y Humberto Zúccaro y ahora José Eseverri, se olvidaron del acuerdo y se las tomaron. ¿Por qué se las tomaron? Es probable que crean que, por algún motivo, Massa no va a ganar, en cuyo caso ellos, como intendentes, quedarían con el tujes mirando al sudeste y sin poder mojar la media luna. ¿Se puede evitar esto? Sí, se puede, y nosotros vamos a dar una serie de consejos para que los que aún están no se rajen:
a) Al intendente que dijo que sí, Massa lo tiene que llevar a su casa en el country del Tigre, encerrarlo y no dejarlo salir hasta las elecciones.
b) El intendente que apoya a Massa no debe mirar televisión. Imagínense, el tipo está en la casa, prende el televisor y lo único que ve es tipos que se rajan y se van al PRO o vuelven al FPV.
c) Al intendente que prometió votar a Massa se le pide un seguro de caución. En caso de incumplimiento, Sergio, mínimamente, podrá pagar una psicoterapia para preguntarse: «¿Qué pasa que todos me abandonan?».
d) Un método antiguo, pero eficaz: cuando el intendente da su palabra de votar a Massa, como prueba de amor, recibirá una zapatilla… una sola, y la otra después del comicio.
e) Promover la culpa. Hacer una campaña para demostrar que, éticamente, está muy mal acercarse a una persona cuando se cree que puede ganar y después huir despavorido al darse cuenta de que va a perder.
Esperamos que estos sencillos consejos le puedan ser de utilidad a este precandidato tan buen mozo… aunque a veces derrape.

Santiago Varela

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