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¿Un periodismo sin seres humanos?

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Esteban Magnani

Las nuevas herramientas de Inteligencia Artificial como el GPT-3 permiten a las máquinas avanzar sobre tareas complejas y reemplazar a las personas. La prensa no es la excepción.

Pensar y escribir. La labor intelectual de los profesionales de los medios, un factor clave en la ecuación.

Foto: Horacio Paone

Recientemente Jonah Peretti, el CEO de Buzzfeed (un sitio de noticias digital creado en 2006), anunció que en diciembre habían despedido al 12% de sus empleados, 180 en total. La noticia no es extraña para el mundo digital: buena parte de las empresas vinculadas con ese mercado han despedido a varios miles de empleados en los últimos meses como explicó Acción recientemente. Sin embargo, en este caso, la noticia tiene un sabor especial: en el mismo anuncio contó que la empresa comenzará a usar ChatGPT, una herramienta de inteligencia artificial (IA) capaz de escribir textos de tipos muy variados. Según Peretti la utilizarían para «ayudar en el proceso creativo» y mejorar los contenidos.
¿Qué es ChatGPT? ¿Puede reemplazar a los trabajadores? ¿Es la solución que necesitan los medios para sobrevivir?
Lanzada en noviembr e pasado, ChatGPT es una revolucionaria IA capaz de responder preguntas de cierto nivel de complejidad con coherencia y bastante fundamento. Para la tarea utiliza una tecnología llamada GPT-3 (Chat Generated Pre-trained Transformer) que se nutre de una vasta cantidad de información proveniente de internet y la analiza en busca de patrones. Frente a una pregunta o tema que se le plantea, busca información y elabora una respuesta novedosa pero basada en lo ya dicho. En algunos casos se han detectado fragmentos copiados textualmente, por lo que se está trabajando para que verifique sus resultados. Los próximos modelos tenderán a evitar ese problema.
En los últimos meses miles y miles de personas jugaron con esta herramienta gracias a que OpenAI, el laboratorio sin fines de lucro que la desarrolló, permite su acceso casi irrestricto. El resultado ha dejado sorprendidos a muchos: se le puede pedir que escriba un paper, nos diga una receta o que desarrolle un programa con un par de instrucciones. De hecho, está resultando un desafío en el ámbito educativo en el que los estudiantes pueden usarla como apoyo o, simplemente, para que les haga los trabajos. Por supuesto, ya se están desarrollando herramientas que ayuden a los docentes a detectar esos casos.
Los resultados se pueden ir afinando por medio de instrucciones más detalladas. La IA no para de mejorar e incluso renovó la discusión acerca de qué es la inteligencia o la conciencia. En algunos casos ChatGPT erra, da resultados sesgados (producto, a su vez, del sesgo en los textos que usa como base) o acepta sus propias limitaciones cuando se le pide una opinión personal: «Soy solo una IA». Como tiene cargada información de hasta hace un año no puede comentar sobre hechos muy novedosos, aunque nada impide cargarlo con información nueva.
El sueño de reemplazar trabajadores con máquinas no es nuevo; de hecho, un futuro pretérito utópico presagiaba que servirían para multiplicar el tiempo libre. De momento, no parece ser el caso. Históricamente, el reemplazo ocurrió en trabajos simples, mecánicos. La labor intelectual quedaba por fuera, algo que la IA viene a cambiar. El caso particular del periodismo es especialmente relevante ya que la industria fue una de las principales víctimas del ascenso de las redes sociales que les comió buena parte de la torta publicitaria: desde hace dos décadas las redacciones se vacían por falta de recursos. El cambio también modificó la forma de trabajar porque en tiempos de viralización es necesario publicar contenidos con una urgencia que ya no se mide en horas, sino en minutos o segundos, algo en lo que la IA tiene ventajas.

En manos del bot
Nicolás Russo es jefe de Producto Digital de Canal 9, un área que ayudó a crear hace aproximadamente un año y medio: «Hay un uso muy simple de ChatGPT que tiene que ver con tareas repetitivas y previsibles: por ejemplo, los reportes de la bolsa. Eso se está haciendo hace años: cinco, tal vez ocho. Vos tenés un bot que mira esos contenidos en una base de datos que te dice, por ejemplo, que la acción de YPF subió o bajó tanto respecto del mes pasado y lo reproduce en tu sitio. Esa automatización ya estaba», asegura.
Desde ese uso relativamente rudimentario, la IA ha seguido mejorando. Russo cuenta que en el canal, por ejemplo, usan un píxel de la pantalla que el ojo humano normalmente no detecta para marcarle a un bot qué partes del video tiene que recortar y luego la sube a internet. «Todo lo que sea programable lo hacemos con IA», explica Russo.
Pero el uso de Chat GPT aún tiene sus riesgos. El especialista cuenta que una colega le pidió una lista de diez especialistas que pudieran hablar sobre la situación ambiental en África: «Le tiró diez nombres que eran correctos. Después el pedido fue un poquito más fino y le preguntó por diez personas que pudieran hablar sobre ambiente en Camerún. Le tiró diez nombres, pero eran completamente falsos. Lo que hace ChatGPT es generación de contenido: no es ni verdadero ni falso. Entonces tenés que ser muy cuidadoso porque podés meter la pata si publicás algo sin chequear».
¿Es entonces solo cuestión de tiempo para que el periodismo deje de ser tarea humana? Para Russo, hay espacios específicos para los profesionales: «Al fin y al cabo todas las noticias son un commodity. Es una frase hecha, pero es verdad: todos sabemos que la carne está subiendo, todos sabemos que ganó Boca, todos sabemos que Argentina fue campeón del mundo. Si vos vas a cubrir ese tipo de noticias que todos tienen a disposición, no te sirve. La diferencia la hacés con los buenos periodistas que te dan un contenido de calidad. Si vos tenés esos especialistas que hablan de una manera distinta, ahí tenés un fuerte, algo que es interesante de leer y no lo vas a encontrar en otro medio. Y eso no se puede automatizar. También está el contenido específico, con una marca fuerte como lo que hace la gente de Chequeado, La Nación Data, Caja Negra o Filo News. Me parece que ahí es donde la inteligencia artificial es difícil que se meta y donde cada medio tendría que apostar para hacer contenido cada vez más distintivo. Y también está la cuestión de que cada periodista ahora se volvió un medio y tiene sus propios seguidores».
Lo que está empezando a ocurrir en el periodismo es sintomático de una IA que se mete en nuevos rubros. Por el momento es posible que se eliminen algunos puestos de pasantes que hacían tareas relativamente mecánicas y simples, pero estas tecnologías seguirán mejorando en los próximos años y no está claro hasta dónde llegarán. Las preguntas sobre el impacto se multiplican. Por ejemplo, si la IA de las redes sociales ya tendía a recortar las novedades que podían interesar al usuario y que coincidían con sus opiniones, ¿ahora se generarán noticias a la medida de cada lector? ¿Será otra IA la que chequee la veracidad? ¿El periodismo humano conservará los nichos diferenciales que le permitan perpetuar el oficio? Tal vez haya que preguntárselo a ChatGPT.

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