Voces | ENTREVISTA A LUCIANO CANFORA

El fascismo entre nosotros

Tiempo de lectura: ...
Dora Salas

Para el prestigioso académico italiano el nazifascismo «nunca murió» y se reinventa en el poder. El juicio que le inició Georgia Meloni. Europa y su subordinación a EE.UU.

Foto: Getty Images

Pocos días después del fallecimiento de Mao Zedong en 1976, el entonces dirigente político socialista italiano Pietro Nenni (1891-1980), citó palabras que el revolucionario chino habría pronunciado en su lecho de muerte: «Recomienden a los jóvenes recordar a Yu Kung» quien, según una fábula campesina, quería aplanar una montaña con una zapa, pues con cada golpe y de generación en generación, la mole perdería altura sin poder crecer. Esas «certezas» de la fábula se parangonan con las injusticias sociales que, escribió Nenni, requieren una «revolución permanente» para eliminarlas.

Luciano Canfora, profesor emérito de filología griega y latina de la Universidad de Bari, historiador y ensayista, en su libro La escoba de don Abbondio, el movimiento violento de la historia (2018) incluye el texto de Nenni que convoca a continuar golpeando la montaña con una simple zapa.

Los lucidos 82 años del profesor Canfora, nacido en Bari en el seno de una familia intelectual y antifascista, representan un punto de reflexión sobre la actualidad italiana e internacional, en particular modo con su reciente libro El fascismo nunca murió (Ed. Dedalo, Bari, 2024).

Escritor prolífico, político de izquierda, premiado en Italia (Medaglia d’oro ai benemeriti della scienza e cultura, 2000) e internacionalmente (Croce d’oro dell’Ordine d’Onore della Repubblica Ellenica, 2005), entre otras numerosas distinciones, ha sido querellado por Giorgia Meloni, actual jefa del Gobierno italiano (presidenta del Consejo de Ministros), y el juicio se iniciará el 7 de octubre próximo.

Meloni, fundadora en 2012 junto con Ignazio Benito María La Russa (hoy presidente del Senado) y Guido Crosetto (ahora ministro de Defensa) del partido derechista Fratelli d’Italia, querelló a Canfora por haber sostenido ante un grupo de estudiantes que ella era «neonazi en el alma».

Esa opinión fue pronunciada por el profesor antes de que Meloni llegara al Gobierno. No obstante, la querella se mantuvo cuando Meloni ocupó el alto cargo institucional. La dirigente pidió además un resarcimiento de 20.000 euros.

«Me ha ido bien: en 1943 a mi padre los fascistas lo balearon y antes lo habían mandado a la frontera», fue el comentario de Canfora en un programa televisivo.

En tanto, 80 intelectuales expresaron en el diario francés Libération su apoyo al profesor «por Italia, por Europa y por la defensa de la libertad  de pensamiento».

–En el mes de abril del año 2022, usted sostuvo que la señora Giorgia Meloni que todavía no era presidenta del Consejo de Ministros (es decir, jefa del Gobierno italiano) era «neonazi en el alma». ¿Cuáles fueron las motivaciones de sus palabras?
–La metáfora del «alma» se refiere a la cultura política que Meloni, habiéndose convertido en primera ministra, reivindicó mientras hablaba ante las Cámaras el 25 de octubre de 2022: «Vengo de una historia al margen de la historia de la República  italiana». La «historia al margen» es la del Movimiento Social Italiano, fundado en diciembre de 1946 por un grupo de jerarcas de la República Social Italiana, Estado satélite del Tercer Reich. 

–Por ello, usted fue querellado por «difamación agravada» y la señora Meloni pidió 20.000 euros de resarcimiento. Numerosas personalidades internacionales del mundo político-cultural solicitaron que la causa no se llevara adelante, pero de todos modos el juicio comenzará en octubre de este año. ¿No haber cancelado la querella cuando fue designada presidenta del Consejo de ministros representa un ataque a la libertad de expresión?
–La causa judicial, a pesar de la evidente inconsistencia de la denuncia, confirma la grandeza del famoso lema de Alessandro Manzoni referido a su inmortal personaje,  el cura de campo don Abbondio: «No se puede dar coraje a quien no lo tiene».

–Es posible advertir nuevas tendencias nazifascistas en esta decisión o considerar que «el fascismo nunca murió», como se titula uno de sus libros?
–Cuando escribí el librito  titulado El fascismo nunca murió todavía no había visto  el asalto del escuadrón de diputados posfascistas y seguidores de la Liga Norte contra un colega que ostentaba el tricolor: todo esto en el interior de la Cámara de Diputados, definida en 1922 por Mussolini, cuando pidió y obtuvo la confianza (aprobación de su Gobierno), «aula sorda y gris con la cual habría podido hacer un campamento de escuadrones».

–¿Se trataría de un «fascismo silencioso» que por diferentes motivos –crisis económica, desilusión política, falta de expectativas sociales, abismo entre las promesas electorales y las subsiguientes acciones de los Gobiernos– florece y se expande con formas actualizadas e involucra a la población con el mito de ser el único auténtico representante de sus necesidades?
–La expresión «fascismo silencioso» es casi perfecta: significa  «fascismo que no se declara abiertamente como tal». En cambio sobre la demagogia típica del fascismo –consistente en interceptar el malestar de algunos grupos sociales (y orientarlo contra un falso objetivo)– se debe decir que ese procedimiento todavía funciona; pero funciona durante la campaña electoral. Al llegar al Gobierno, dichas promesas, hechas para obtener votos, se olvidan: porque además son difíciles de realizar. No se pueden llevar a cabo sea por falta de recursos adecuados, sea por la complicidad de los Gobiernos de extrema derecha con los grupos económicos y financieros decisivos, a los cuales dichos Gobiernos  no se atreven a pedir «sacrificios». En Italia es muy indicativo el fracasado intento del actual Gobierno por establecer impuestos (agosto-septiembre 2023) a las ganancias extraordinarias de los bancos.

–En el primer capítulo de su libro «La escoba de don Abbondio», usted cita a Bertolt Brecht para abordar «el riesgo de que un buen” fascismo en cuanto estadounidense sea deglutido y metabolizado también por la feliz Europa, impotente y subalterna como potencia en el tablero mundial». Después enumera hechos de crónica y, entre otros ejemplos, encuentra inquietantes señales en un acto público de Hitler y uno reciente de Trump, ambos en diálogo con las masas que vociferaban respectivamente «muerte» en Alemania y «muro» en la frontera entre Estados Unidos y México. Europa, hoy, se muestra arrodillada ante el «buen fascismo» que Brecht comprendió durante el propio exilio. ¿Es posible modificar esta dependencia? ¿Cómo?
–La subordinación de la Unión Europea (UE) en relación a los Estados Unidos de América  (EE.UU.) está garantizada por lo que podríamos llamar el «caballo de Troya»  de EE.UU. dentro de la UE: Países Bálticos, Polonia, República Checa, tal vez Rumania.

El «caballo de Troya» fue un instrumento de engaño, según el poema de Virgilio, que permitió a los griegos introducir, escondidos en el interior de un enorme  caballo de madera, tropas dentro de la ciudad de Troya. De tal manera esos guerreros escondidos en el caballo conquistaron la ciudad hasta entonces imbatible. Del mismo modo esos Estados, que entraron en la UE después de 1990, son las «tropas» que utilizan los EE.UU. para tener a la UE a su servicio. 

Durante un breve período la UE pareció ser independiente, pero con la actual guerra OTAN-Rusia, librada en suelo ucraniano, la UE ha vuelto a obedecer: dañándose a sí misma. El otro «caballo» que inmoviliza a la UE es la jaula de acero constituida por la OTAN y por las  bases militares estadounidenses emplazadas en el territorio europeo, desde Sicilia al Véneto, a Alemania, al Báltico, etcétera. Como Italia después de 1938 y la Republica de Mussolini después de setiembre de 1943 debían obedecer a las decisiones militares de Alemania (o sea del Tercer Reich), así hoy los Estados europeos, sea cual fuere el Gobierno que tengan, a causa de aquella «jaula», deben seguir las decisiones militares de EE.UU. Y el «coro» de nuestros órganos de información dice que es correcto. En cuanto a Latinoamérica , Estados Unidos alterna dos caballos: los generales asesinos y, como variante, los turbo-capitalistas. 

–En este marco, el «Nunca Más» a crímenes de guerra, guerras, racismo, autoritarismo, ha llegado a ser un lugar común vacío de contenido, ¿la izquierda no sabe o no puede colmar este vacío?
–La izquierda en Europa  está paralizada por su elección «atlantista». Es prisionera del llamando «Síndrome de Estocolmo»,  se «enamoró» del propio carcelero. 

Estás leyendo:

Voces ENTREVISTA A LUCIANO CANFORA

El fascismo entre nosotros