6 de junio de 2025
El presidente del CIN reflexiona acerca de la crítica situación de la educación superior a causa del desfinanciamiento impulsado por el Gobierno. Vínculo entre universidad y cooperativismo.

«Acá lo peor de todo es que existe una situación hacia futuro, porque lo que está en discusión es si vamos a tener un sistema universitario público, inclusive diría un sistema universitario, porque muchas cosas ponen en crisis, también, al sistema de gestión privada. Cuando hablamos de gestión pública nos referimos al 80% de los estudiantes, y si ese sistema se achica, se achica el sistema universitario y los jóvenes no van a tener la posibilidad de estudiar en una universidad», introduce Oscar Alpa, recientemente electo como presidente del Consejo Interuniversitario Nacional, rector de la Universidad de La Pampa y militante cooperativista.
«La destrucción del sistema no se va a ver ya, se va a ver dentro de 5 años, cuando el país no pueda instalar industrias porque no tiene ingenieros».
–¿Por qué incluye, también, al sistema privado?
–Más de una vez se expresó que tienen que ser las empresas las que capaciten, por eso está en crisis todo el sistema. Las empresas capacitan para la mano de obra que necesitan, no con un fin social, el de un ciudadano viviendo en un país, en el mundo, que es la visión de la universidad. Venimos trabajando con las privadas en 7 puntos relacionados con la investigación, la calidad. Y hace meses que no sale la resolución desde la Secretaría de Educación. Hoy los costos son cada vez más altos y el sector de gestión privada, por la lógica de quién puede pagar ese costo, no va a crecer mucho más de los 500 o 600.000 estudiantes.
–Las dos multitudinarias marchas universitarias de 2024 posibilitaron una actualización para gastos de funcionamiento, sin embargo, el presupuesto sigue siendo el de 2023.
–Exacto. No hubo 2024, no hubo 2025. Con esto se pierde la autarquía. Es decir, deja el Congreso Nacional de otorgar los fondos. En 2023 hubo 240% de inflación y un 120% en 2024, en esos dos años sumamos un 500%. Están hipotecando el futuro del país. Hoy docentes y no docentes universitarios están cobrando un tercio menos de lo que cobraban antes. Otro desfinanciamiento pasa por las becas, la Manuel Belgrano, por ejemplo, son 36.000 en todo el país, y están destinadas a carreras estratégicas, aquellas donde necesitamos profesionales del futuro. Esas becas deberían estar en 270.000 pesos y quedaron en 81.000. Con 81.000 pesos no podés formarte.
–¿Qué supone, arancelamiento?
–Creo que es claro el formato de motosierra en eliminar todo lo que el Estado nacional financia. No sé si el Gobierno quiere arancelar y con eso generar un negocio; el concepto es que el Estado sea lo mínimo. Muchas veces pongo este ejemplo, inclusive por la cantidad de habitantes que tiene España (NdR, poco más de 49 millones): ese país destina el 0,8% de su Producto Bruto Interno (PBI). Argentina, tradicionalmente, también aporta ese porcentaje, con una diferencia: España tiene 4 veces más de PBI que Argentina y menos estudiantes (1 millón y medio), y las universidades recaudan por arancelamiento y otras cuestiones. Con una aclaración: hoy, con la reducción del Estado, se está invirtiendo entre el 0,5% y 0,45%. Alemania invierte el 1% de su PBI. Entonces, si se arancela la universidad pública, hay que seguir invirtiendo. Si queremos ser un país desarrollado y estamos en la mitad de lo que invierten los países desarrollados, estamos perdiendo en innovación futura. Nos convertiremos en un país dependiente, no vamos a tener la calidad de nuestros graduados y graduadas. El sistema universitario argentino es eficiente, de calidad, que genera esta cantidad de estudiantes y profesionales con una inversión menor que la que tiene España. La destrucción del sistema no se va a ver ya, se va a ver dentro de 5 años cuando el país no pueda instalar industrias porque no tiene ingenieros.
«Las empresas capacitan para la mano de obra que necesitan, no con un fin social, el de un ciudadano viviendo en un país, en el mundo, que es la visión de la universidad.»
–El CIN advirtió acerca de la asfixia al sistema científico. ¿Se puede hablar de migración de profesionales?
–Muchos graduados del Conicet se están yendo a otros países, a Brasil, por ejemplo, porque la investigación a veces es de toda la vida y se necesita de un país que invierta en investigación, como Brasil. Y suma a esa fuga, también, el discurso político actual. Y ni hablar de la falta de insumos, no se pueden conseguir reactivos, no existe la inversión en equipamiento, menos en infraestructura. Quedaron paralizadas 100 obras en todo el país, casi todas tenían que ver con colegios secundarios preuniversitarios que tienen las universidades, aulas y laboratorios.
–¿Qué esperan del proyecto de ley de financiamiento que acaban de presentar?
–Queremos insistir, encontrar la forma de instrumentar lo que indica la Constitución: autonomía y autarquía. Que sea una ley no solo por un año. Lo más importante es que hay un acuerdo de los sindicatos, la Federación Universitaria Argentina (FUA) y el CIN. El año pasado fue ley (27.757), tuvo la mayoría de Diputados, más de dos tercios en senadores y el Poder Ejecutivo la vetó. Hubo una decisión política del Poder Ejecutivo de no financiar ni a los jubilados ni a las universidades. Nosotros armamos el proyecto, esperamos que Diputados le de forma de ley. Si en el segundo cuatrimestre no obtenemos respuesta, seguramente vamos a iniciar acciones.
–Como conocedor y militante del cooperativismo, ¿por qué cree que no hay una mayor articulación entre la universidad y la economía social?
–Vengo de la profesión de contador y las ciencias económicas están formadas para las empresas que cotizan en bolsa, pero la verdad es que van a salir a La Pampa y van encontrar cooperativas, las eléctricas, por ejemplo, tienen el 100% de distribución de la energía. Hay muchísimos estudios en cuestiones de historia, pero creo que hay que trabajar más en el día a día y que la extensión, como una de las tres funciones de la universidad, con prácticas comunitarias, tiene que ser con la economía social, que es la realidad de los territorios.

–¿Se trata de resistencia o de desconocimiento?
–Más desconocimiento que resistencia porque, perdón por la autoreferencia, pero la cooperativa eléctrica es la principal empresa en la provincia de La Pampa y pasa lo mismo en Santa Fe, en Córdoba, Neuquén, Río Grande… Cuando fue la crisis de 2001, gracias a las cooperativas se mantuvo un sistema eléctrico de calidad. Creo que las dos partes tienen que trabajar mucho en esto: universidades y economía social se tienen que poner a trabajar en conjunto. Hay que comprometerse porque los profesionales que formamos tienen que ver con el territorio y en el territorio está la economía social y solidaria.
–¿Eso implica modificar planes de estudio?
–En la formación de contadores y abogados, tienen que dar cooperativismo y economía social, y la Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) tiene que garantizarlo. Ahora, si después eso está inserto, por ejemplo, en la materia Sociedad, y quien la dicta desconoce o no conoce muy bien el cooperativismo y el mutualismo, entonces no se practica. En la educación primaria debería haber cooperativas escolares, está la ley y no funciona, tiene que estar la idea del asociativismo que es la primera de todas.
«Hubo una decisión política del Poder Ejecutivo de no financiar ni a los jubilados ni a las universidades. Si en el segundo cuatrimestre no obtenemos respuesta seguramente vamos a iniciar acciones.»
–Eso tiene que ver con la formación docente.
–Hay que trabajar en la formación docente con prácticas comunitarias. El problema es que, al no formarlos en principios y valores de la economía social y solidaria, son profesionales que después terminan asesorando a una cooperativa como si fuese una sociedad anónima. Quiero ser un poco más negativo para poder sacudir las cuestiones: No, no lo estamos haciendo y esa es una deuda que tenemos con la sociedad. Seguramente hay sectores y docentes que lo hacen, pero no como un plan institucional.
–¿Cómo se reposiciona la formación y práctica del cooperativismo con un Gobierno promercado?
–Es una lucha desigual como en los 90. Donde una cooperativa tiene un problema, es tapa de un diario, y sin embargo si una sociedad anónima entra en quiebra, no es tapa de un diario. En Europa el sistema cooperativista es muy fuerte, y en EE.UU. la electrificación rural está en manos de cooperativas. En Argentina se viene perdiendo esa batalla. Es una batalla cultural que hay que recuperar. Hay que seguir peleando.