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Una luz en medio del dolor

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La Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer presentó una guía de recursos sanitarios y legales para familias que deben atravesar el duro trance del abuso infantil.

 

(Pablo Blasberg)

Según datos de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, desde su creación (setiembre de 2008) hasta 2014 fueron denunciados 1.762 casos de violencia sexual hacia niños, niñas y adolescentes. A fines de 2014 también se conocían las cifras dolorosas del Programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, correspondientes a las intervenciones realizadas por el Equipo Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Sexual en los años 2012 y 2013. Así, en 2012 se registraban 540 niños y niñas víctimas de violencia sexual. Respecto a las formas de abuso sexual se informaba que el más frecuente en ambos años fue el «ser tocado por la fuerza», 325 (49,8%) niños y niñas sufrieron esta forma de violencia en 2012 y 379 (53,9%) en 2013. En 2012, 198 niños y niñas fueron forzados a tener relaciones sexuales vaginales, orales o anales, y en 2013 lo fueron 176.
En la provincia de Buenos Aires en tanto, se registra un promedio de 28 episodios de violencia sexual por día. Según el informe realizado por la Procuración de la Corte Suprema Bonaerense en base a los datos aportados por las fiscalías de todos los departamentos judiciales de la provincia, en 2013 se denunciaron 10.126 delitos contra la integridad sexual, 9% más que el año anterior. A su vez, de acuerdo con datos aportados por la Secretaría de Niñez y Adolescencia de la Provincia de Buenos Aires, en 2013 dicho organismo intervino en 20.000 casos de niños y niñas con sus derechos vulnerados, de los cuales 2.180 fueron por situaciones de abuso sexual.
«Cuando ocurre un abuso sexual los niños y niñas quedan entrampados porque de eso no se habla. Lo cierto es que es una realidad masiva que atraviesa a todas las clases sociales y se estima que 7 de cada 10 chicos son víctimas de abuso antes de cumplir los 20 años de edad, de acuerdo con los datos de Unicef», sostiene Paula Wachter, madre de dos niñas abusadas y colaboradora de Abuso sexual en la Infancia. Guía para orientación y recursos disponibles en CABA y Provincia de Buenos Aires, editada con el apoyo del Fondo Canadá para Iniciativas Locales.

Verdad y consecuencia
Según las autoras, entre las que se encuentran Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer, la abogada Norma Graciela Chiapparrone y María Beatriz Müller, psicóloga y presidenta de la ONG Salud Activa, «el abuso sexual en la infancia es una realidad muy invisibilizada en nuestro país y tiene severas consecuencias para el desarrollo individual y social de miles de niñas y niños».
La guía incluye información concreta sobre las medidas de salud y jurídicas inmediatas que deben tomarse, así como también sobre el acceso a la Justicia civil y penal. Además, brinda herramientas para poder orientar a padres y docentes ante la sospecha de abuso, para saber cómo escuchar a los chicos, sobre cuáles son los indicadores de abuso, los síntomas tanto físicos como psicológicos. Además, ofrece recursos que van desde direcciones y contactos de fiscalías hasta asociaciones de abogados, comisarías y de organizaciones no gubernamentales que brindan atención psicológica a las víctimas y sus familias. A su vez, el material, que también está disponible en línea (www.feim.org.ar/pdf/publicaciones/GuiaASI2015.pdf) incluye un protocolo para entrevistas en la investigación de niños/as víctimas de abuso sexual.
«Nadie está preparado para que abusen de su hijo y menos cuando ocurre en el seno familiar. Se necesita poder armar una red de contención para estos chicos; en la medida que no se hable de esto, de algún modo lo estamos permitiendo», indicó Wachter. Para Müller, «la cantidad de casos de abuso infantil es un problema terrible y es de lo que menos se habla. Esta guía ofrece recursos para que estas madres sean acompañadas, el abuso sexual es un delito que no tiene un abordaje simple, por esto es fundamental armar un grupo de trabajo multidisciplinario».
En la misma línea, Chiapparrone manifiesta que desde hace un par de años este problema se metió en las agendas de las organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de las mujeres y los niños. «Ningún abogado puede abordar un litigio de abuso sexual infantil si no es asistido por otros profesionales. El problema es que el juez no suele escuchar a los expertos y al momento de dictar sentencia puede tomar o dejar lo que estos señalan. Además, muchas veces, invocando el interés superior del niño se dictan resoluciones dañinas, como por ejemplo determinar la revinculación con el abusador; si los niños no son escuchados difícilmente se arribe a una decisión justa», asegura.
«El abuso sexual infantil en todos los sectores está mal tratado, esto es así en la Justicia, en la escuela, en el ámbito de la salud y en las fuerzas de seguridad. Esto ocurre primero por desconocimiento y luego por prejuicios. Es un tema complejo porque descubrir que el abuso ocurre dentro de la propia familia y denunciarlo pareciera que es atentar contra esta institución; las principales víctimas son esos niños y las madres protectoras, que son consideradas malas y locas porque se cree que les llenan la cabeza a los chicos», aseguró Bianco.
Para la presidenta de FEIM, «en el servicio de salud muchas veces no quieren mirar el problema porque si se destapa un hecho de estas características, no se tienen los recursos para asistir a la víctima, entonces deciden no meterse. Cuando los niños y niñas abusados sexualmente llegan a la adultez sin haber podido solucionar el trauma, lo viven muy mal, les quedan secuelas importantes; hay que hacer algo para ayudarlos, no se puede ignorar esto. Esta guía busca sensibilizar, llamar la atención, este es un problema y existe».

María Carolina Stegman

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