19 de junio de 2025
El sector enfrenta una tormenta perfecta. Fuertes caídas en variables clave y perspectivas negativas. Pérdida de empleo y suba histórica de importaciones.

Puestos de trabajo. 9.000 trabajadores directos menos, un 7%, en todo 2024.
Foto: Horacio Culaciatti
Caída de la actividad, de uso de maquinarias, de empleo, de ventas, de inversiones, de exportaciones y de expectativas. Pero cuidado, no todas son cifras en descenso. Las importaciones de ropa, por ejemplo, crecieron en volumen un 86%, mientras que los textiles para el hogar lo hicieron un 109%. La tormenta perfecta.
En el contexto de desindustrialización que el Gobierno propicia, uno de los sectores más perjudicados es la industria textil y de la indumentaria. El sector cerró 2024 con una fuerte caída de la actividad, del orden del 17% en la actividad textil y del 6,2% en indumentaria, con la destrucción de 177 establecimientos productivos y 9.000 puestos de trabajo directos, un 7%. De acuerdo a un relevamiento de la Fundación Pro Tejer, la mitad de las empresas consultadas redujo su nivel de actividad frente al año pasado, con una contracción promedio del 3%. Si se toman como referencia los primeros tres meses de 2023, 3 de cada 4 empresas mostraron caídas, que llegó en promedio al 20%. En detalle, lo producido localmente pasó de representar el 55% del total del consumo doméstico (2015) a solo el 33% (primer trimestre del 2025). Se trata del nivel más bajo de la última década.
Como obvia consecuencia, el uso de la capacidad instalada del sector, no exhibe signos de recuperación. Solo 3,5 de cada 10 empresas reportaron mejoras respecto de 2024. En abril de 2025, la utilización de la capacidad instalada en la industria se ubicó en 58,3%, por debajo de todo 2023, mientras que la del sector textil arañó apenas el 42,6%, la más baja de los doce rubros relevados. Con cerca del 60% de las maquinarias «paradas», ni que hablar de nuevas inversiones. Así, de acuerdo a Pro Tejer, durante 2024, 7 de cada 10 empresas no invirtieron en maquinaria ni ampliaron su capacidad, y 8 de cada 10 no lo hicieron ni tienen previsto hacerlo en 2025.
Lo que viene
Frente a este panorama, el 72% de las empresas adoptó medidas que afectaron a su personal desde fines de 2023 hasta marzo de 2025. 6 de cada 10 firmas redujeron su plantilla de personal, consolidando un proceso de ajuste laboral generalizado en el sector. Pero la situación se profundizará si, como advierten empresas y organizaciones, el ingreso irrestricto de prendas importadas se mantiene en el tiempo, porque pondrá en riesgo la continuidad de al menos 150.000 empleos.
Durante el primer trimestre de 2025, según el informe de Pro Tejer, 5 de cada 10 empresas sufrieron caídas en sus ventas respecto al mismo período del año anterior. La baja promedio fue del 5%. Si la comparación es con el mismo lapso de 2023, la cantidad de compañías que perdieron ventas sube a 7 de cada 10 empresas, con un retroceso promedio del 21%. En detalle, lo producido localmente pasó de representar el 55% del total del consumo doméstico (2015) a solo el 33% (primer trimestre del 2025). Se trata del nivel más bajo de la última década. La contracara es clara: en el mismo periodo las importaciones de tejidos e indumentaria incrementaron significativamente su participación en el consumo aparente: los productos importados acaparan el 67% de las prendas que se consumen en el país, el nivel más alto de la serie histórica (era 45% en 2015).

Entramado productivo. El 67% de las compras de ropa en el país corresponden a prendas fabricadas en el exterior.
Foto: Shutterstock
Y si bien el discurso del Gobierno, supuestamente, incentiva las exportaciones nacionales, 8,5 de cada 10 empresas encontraron obstáculos para vender en el exterior. El tipo de cambio figura como el principal problema, seguido por la presión tributaria.
Sin embargo, no todos los porcentajes van a la baja. Como ya dijimos, las importaciones crecen. Y cómo. En el primer trimestre del año las compras al exterior de ropa y textiles del hogar se dispararon, llegando a un récord histórico: crecieron un 86% y 109% interanual en volumen, respectivamente. Pero, si bien las cantidades importadas casi se duplicaron, los valores en dólares crecieron mucho menos. Esto implica −y alarma− que muchos de estos productos ingresan a valores muchísimos más bajos que el año pasado. Incluso por debajo de los valores registrados en los últimos 11 años, afirma Pro Tejer. El valor promedio por kilo de indumentaria y confecciones en el primer trimestre del año es un 26% menor al de 2024, el nivel más bajo en comparación histórica. Vaya un ejemplo del informe de la entidad textil: «Los tejidos de punto importados están ingresando al país durante el primer trimestre de 2025, a un precio FOB promedio (el precio de una mercancía en el punto de embarque en el país de origen) un 45% más bajo que el precio FOB promedio registrado durante el 1º trimestre del período 2015−2024».
Pro tejer esgrime tres razones para explicar el fuerte incremento de importaciones en cantidades y a precios muy bajos: la desregulación comercial, con su consiguiente desmantelamiento de herramientas de comercio exterior y flexibilización de los controles. Seguido por la baja de aranceles para los productos textiles anunciada por el Gobierno. Por último, pero no menos importante, el creciente excedente de producción textil a nivel mundial, especialmente en Asia, como resultado de la caída de la demanda en mercados clave, «que se vuelca hacia países con menores barreras comerciales, como Argentina, muchas veces a precios de descarte».
El escenario actual no deja demasiado margen para que los empresarios del sector construyan expectativas positivas para este año. No tememos spoilear si anticipamos que no son demasiado favorables. El relevamiento indicó que 4 de cada 10 compañías creen que su situación empeorará, la misma proporción proyectó que se mantendrá sin cambios, y solo 2 de cada 10 anticiparon mejoras.