Mundo | GABRIELA RIVADENEIRA EN EL CCC

Tiempos de batallas

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Néstor Restivo

La dirigente ecuatoriana reflexionó sobre el avance del fascismo, la crisis en su país y la persecución contra el correísmo. Convenio con el Centro Cultural.

Mirada común. La referente de la Revolución Ciudadana y Junio. IDEAL y el CCC firmaron un acuerdo de trabajo conjunto.

Foto: Horacio Paone

El Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y el Instituto para la Democracia Eloy Alfaro (IDEAL, cuyo presidente honorario es el expresidente ecuatoriano Rafael Correa) firmaron el miércoles 22 de marzo pasado un convenio de intercambio que comprende un amplio abanico de posibilidades conjuntas a realizar entre ambas entidades. Lo rubricaron en la sede del CCC de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires su director Juan Carlos Junio y la directora ejecutiva del IDEAL Gabriela Rivadeneira.
La expresidenta de la Asamblea Nacional del Ecuador entre 2013 y 2017, exiliada luego al igual que Correa por la persecución que sufren ellos junto a otros dirigentes ecuatorianos del correísmo, ya había estado en nuestro país en ocasión de los festejos por el 20 aniversario del CCC, y ahora regresó de México, donde reside asilada, para avanzar en este acuerdo de colaboración mutua.
Durante la ceremonia de la firma del convenio, del que participaron varios investigadores del CCC en sus diversas áreas, Rivadeneira recordó que de aquellas jornadas celebratorias se tomó una de las ideas más recientes que viene impulsando en sus cursos el IDEAL, que es debatir sobre el nuevo fascismo que ven surgir peligrosamente en varios países latinoamericanos.
Además de Argentina, Chile o Brasil, donde el fenómeno se ha manifestado en forma creciente con discursos de odio, agresiones, violencia e intentos de asesinatos, «en México también ese fascismo está llegando en grupos que se ven por las ciudades, que participan de ferias o exposiciones con sus símbolos o en movimientos de música, entre otras manifestaciones, atrayendo a jóvenes, en especial centennials que los ven como los rebeldes, en tanto a nosotros progresistas y de izquierda nos ven ya como parte de la tradición política. Debemos debatir eso para confrontar a esos nuevos fascistas», dijo la dirigente ecuatoriana, uno de los cuadros más importantes de Revolución Ciudadana.
«No debemos permitir que ese fenómeno del fascismo actual se tome con naturalidad, que es lo que está sucediendo. Tenemos retos en la comunicación política, en el manejo de las redes sociales, porque es un peligro para la democracia, para los derechos humanos y para los movimientos populares», agregó.
Junto a Junio, firmó un convenio marco que permitirá todo tipo de interacciones. Justamente, se prevén cursos sobre cultura contra el fascismo, sobre gobiernos locales y otros ítems, para lo cual IDEAL ya cuenta con una red amplia de unas 70 instituciones y organizaciones latinoamericanas con las que interactúa. Uno de los últimos acuerdos marco firmado antes de rubricar este con el CCC de Argentina fue con Casa de las Américas de Cuba y con la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
«Los cursos que encaramos tienen el propósito de formar nuevos cuadros para dar las batallas que necesitamos», dijo Rivadeneira.

El peor de la historia
La reunión con los investigadores sirvió también para repasar y analizar juntos la realidad ecuatoriana, «una de las peores de su historia», la definió. «Es un país devastado, con índices de inseguridad y violencia de los más altos de la región, con el surgimiento de mafias y totales desmanejos del Estado, y con un Gobierno como el del banquero Guillermo Lasso totalmente repudiado en las urnas en las últimas elecciones locales de febrero», agregó. Lasso, asimismo, enfrenta un proceso de juicio político por sospechas de corrupción en trámite entre el congreso nacional y los tribunales constitucionales.
«Esta crisis es la peor de nuestra historia. Más que la de fines del siglo XX (cuando hubo una serie inagotable de tumultos y cambios presidenciales, que derivaron en la emergencia del liderazgo de Correa). Y si en 1999, por ejemplo, tuvimos la mayor crisis migratoria por la explosión económica que derivó en la dolarización y la caótica situación social, vemos que el ministro de Economía era Lasso. Y ahora tenemos la peor salida migratoria, y él es el presidente. Todo cierra», añadió.
Rivadeneira habló de la persecución política a Correa y otros dirigentes como ella misma, de la traición del Gobierno de Lenin Moreno (quien vive en Paraguay y es también acusado en tribunales ecuatorianos de hechos de corrupción), de la relación entre el correísmo y el movimiento indígena presente en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y en su brazo partidario Pachakutik, de la batalla cultural que se viene dando en Ecuador y de las dificultades que también enfrenta el bloque de poder.
Sobre todo, se esperanzó en lo sucedido el 5 de febrero cuando el correísmo se impuso ampliamente en elecciones regionales y locales y se alzó con las principales ciudades como Quito o Guayaquil y prefecturas y municipios del país. «Ganamos en el 70% del territorio. Y encima Lasso creía que tenía ganado el plebiscito que se hizo el mismo día de la votación en paralelo, con temas que claramente cualquiera apoyaría y que sin embargo perdió porque el pueblo básicamente votó en su contra, porque quiere que su gobierno termine», dijo.

Conflicto diplomático
La dirigente también aludió al reciente choque diplomático entre nuestro país y Ecuador, «agitado por Lasso en medio de esa situación de debilidad que enfrenta», y ofreció detalles que coinciden con la postura argentina de su correcta acción diplomática en torno al asilo pedido por la exministra María de los Ángeles Duarte. Argentina había solicitado a Ecuador un salvoconducto para que ella y su familia pudieran volar a nuestro país, ya que estuvo dos años y medio en la embajada en Quito, a lo que el Gobierno de Lasso se negó. Finalmente, ella y su hijo escaparon de Ecuador para asilarse actualmente en Venezuela, lo que derivó en acusaciones contra el Gobierno de Alberto Fernández por parte de Lasso y la expulsión de ambos embajadores de Quito y Buenos Aires. Mientras la Cancillería ecuatoriana acusó a la Embajada argentina de complicidad con el escape, el exembajador de Argentina, Gabriel Fuks, explicó que no era «carcelero» de Duarte sino solo le daba asilo, y que su fuga y la falta de acción ecuatoriana para evitarla fue «producto de la impericia de oficiales del Estado ecuatoriano», como escribió el propio Fernández en el pico de la escalada de cruces con Lasso.

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